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LA TUNA

Como dice Jaime Perdigó (alias “Cucu“) en su libro “La tuna pasa…” esta es posiblemente la pregunta que más veces escucha un tuno a lo largo de sus andaduras por tierras nacionales y extranjeras.

Tal y como muestran la historia, la tuna actual es un compendio de tradiciones, canciones, ritos y vestimentas de diferentes épocas históricas, todas ellas unidas por una línea evolutiva más o menos continua, y que tienen su inicio en la Península Ibérica, allá por el siglo XIII. Si bien el contexto de esta tradición no ha sido siempre exactamente el mismo, es innegable que el hilo conductor de toda su evolución ha sido siempre la figura del estudiante universitario, sazonado en mayor o menos grado –según la época- por la picaresca y el romanticismo asociados a esta etapa de la vida que es la formación académica.

Tuna Universitaria de Barcelona
París, 1898

LOS INICIOS

Estas Estudiantinas Carnavalescas eran grupos de músicos profesionales y aficionados que se constituían poco antes de los carnavales para, disfrazados como estudiantes con los ropajes que compusiesen para la ocasión, desfilar en las rúas locales para luego disolverse hasta el año siguiente.

Con la recuperación en Catalunya de las universidades en 1842, la tradición regresó a su origen. Los estudiantes reivindicaron su papel en las Estudiantinas Carnavalescas constituyendo estudiantinas de verdaderos estudiantes. Fue a partir de este momento que se inició la progresiva distinción entre Estudiantinas y Tunas, siendo las segundas las integradas únicamente por estudiantes universitarios, y de las que desciende directamente la Tuna actual.

En 1877 el Rey recibe en el Palau Reial de Barcelona a las Tunas de la ciudad, entregándoles 12000 reales y con ello, el reconocimiento oficial de la Tuna como entidad relacionada con la Universidad.

Carnaval español,
gravado de 1870

En 1878 un grupo llamado “La Estudiantina Española” (difícil saber si se trataba de una Estudiantina o de una Tuna propiamente dicha) viaja a Paris para participar en los festejos del Carnaval de dicha ciudad.
El evento (representado en el gravado adjunto) tuvo gran trascendencia mediática y sirve entre otras cosas para popularizar entre las Tunas y Estudiantinas la vestimenta elegida para la ocasión, de la que desciende el traje actual de la Tuna.
Gravado representativo de la actuación de
«La Estudiantina Española» en París, en 1877
Para más detalles presentamos la siguiente cita de la época:

“Si bien ostentaba el tricornio, presentábalo reformado y embellecido, no siendo ya aquel sombrero mugriento y de grandes picos del sXVIII, uniendo en flagrante anacronismo, el cuello de abanillo del sXVI con las medias, calzas y valones negros del sXVII y los zapatos de hebilla y tricornio del sXVIII, suprimiendo además la característica sotana”

“Correr la tuna”
El Almanaque de la Ilustración Española y Americana de 1879

EL SIGLO XX

La Guerra Civil truncó la evolución de las tunas para, tras unos años de silencio, volverse a constituir éstas retomando su andadura donde quedó esta tras la contienda. El resurgir fue primero dentro del marco universitario (Tunas) y luego también fuera de este (Estudiantinas, Rondallas y demás agrupaciones relacionadas).

Con esta recuperación de la tradición, el régimen intentó regular e instrumentalizar a la Tuna con escaso éxito, gracias a la tenacidad de los tunos de la época por no ceder la libertad y el romanticismo de la Tuna, ya muy evidente a partir del sXIX, lejos ya de aquellos primeros Sopistas buscavidas del sXIII, sobretodo en lo que a simbolismo y puesta en escena se refiere.

En lo que al papel de las mujeres en la Tuna se refiere –como integrantes de la misma-, decir que siempre estuvieron presentes en aquellas Estudiantinas Carnavalescas. Lógicamente la poca representatividad de la mujer dentro de la universidad hasta entrado el sXX les privó de mayor relevancia en las Tunas propiamente dichas. No fue hasta la época de la dictadura, cuando empezaron a aparecer las Tunas del SEU.

En este apartado es necesario mencionar la polémica dentro del mundo de las Tunas que siempre ha rodeado a la figura de las Tunas Femeninas. La actual extensión de esta tradición por toda la geografía Hispanoparlante y más allá, ha originado diferentes aproximaciones a esta vertiente de la tradición. Algunas de ellas más próximas a lo que es una Tuna masculina y otras con un marcado carácter propio, pero todas ellas siempre han buscado fidelidad a ese espíritu centenario de la tradición.

En este punto cabe también destacar la extensión de Tunas y Estudiantinas (inicialmente únicamente masculinas para luego añadirse también las femeninas) dentro de Europa (principalmente el sur de Francia y Holanda), pero muy especialmente el desarrollo de las mismas en toda América Latina. En estas tierras, se considera que el viaje de una Tuna española provocó la evolución de grupos locales, al estilo de aquellas Estudiantinas Carnavalescas españolas, que poco a poco se fueron desarrollando hasta formar grupos más al estilo de los que actualmente hay en la Península.

Ya con la llegada de la democracia a España se normalizó la situación de las asociaciones y con ellas las de la Tuna, llegando a lo que son las Tunas hoy en día en Barcelona.